Desde el corazón de Nueva York, con la adrenalina todavía a flor de piel, la reportera gráfica marplatense Florencia Arroyos compartió detalles de su reciente e inolvidable experiencia cubriendo el Mundial de Clubes. Única fotógrafa argentina en gran parte del torneo, Arroyo vivió lo que describe como “una locura increíble”, capturando con su lente la esencia de un evento global y de figuras como Lionel Messi y Erling Haaland.
En una charla telefónica con NEC Radio 98.3 del multimedios NQ, junto a Federico Cañadas y Nicolás Mario Tambascia, durante el programa “Esta Mañana”, Flor se mostró entusiasmada y aun procesando la magnitud de lo vivido. “Una locura increíble, increíble”, afirmó al recordar su paso por el Mundial. A pesar de no ser la única mujer fotógrafa, destacó que “siempre somos como minoría”, y confirmó ser la única de Argentina después de los cuartos de final, tras la eliminación de los equipos argentinos.

Su llegada al certamen no fue por un medio específico, sino como freelance, que “lleva todo un proceso a través de lo que es FIFA” debido a las estrictas reglas que rigen la acreditación. A diferencia de otros eventos, este Mundial marcó su primera incursión en un evento de tal envergadura fuera de Argentina, superando la cobertura de Copas Libertadores en suelo nacional.
Haaland y Messi
Lo que sorprendió a Flor fue desde la cercanía con las grandes estrellas hasta la logística del trabajo. La oportunidad de ver de cerca a jugadores como Haaland, “un monstruo que vemos por la tele”, fue impactante. La tarea de fotografiar a estos ídolos se convirtió en una realidad tangible.
Un momento cumbre fue su secuencia de fotos de Messi: “Se me dio que justo yo arranqué mi viaje de Mar del Plata, digamos. Fui a Argentina-Colombia en Buenos Aires, así que fui a hacer fotos a Messi, fue un martes, y el sábado le estaba haciendo fotos a Messi con la camiseta del Inter”. Una transición vertiginosa que subraya la intensidad de su trabajo.

El sistema de acreditación la obligaba a registrarse “partido a partido”, seleccionando previamente los equipos e instancias a seguir. La emoción se incrementaba 24 horas antes de cada encuentro, cuando se habilitaba la elección del lugar en el campo de juego.
Más allá del fútbol, Flor destacó la riqueza de la convivencia con fotógrafos de diferentes culturas. “Había fotógrafos, fotógrafas que no conocía, que conocía por los medios”, relató, refiriéndose a la camaradería entre colegas. Las jornadas eran extenuantes, con “tres, cuatro horas después de que terminen los partidos” dedicadas al trabajo.
La Foto Soñada: Un Momento Inmortalizado

Al ser consultada sobre su foto preferida de su producción, Flor no dudó: “Me gustó mucho una buena de Bataglia, del gol, que justo para los fotógrafos, como lo he soñado, me vino de frente a gritar el gol”. Para ella, fue “un momento inmortalizado, hermoso”, el tipo de instante que todo fotógrafo deportivo anhela capturar.
Flor Arroyos tiene previsto su regreso a Mar del Plata, cargada de imágenes, recuerdos y la satisfacción de haber vivido una experiencia que la acompañará “el resto de su vida”. Su testimonio es el de una profesional que, con talento y pasión, se abre camino en un ámbito exigente.