En una charla telefónica con NEC Radio 98.3 del multimedios NQ, junto a Federico Cañadas y Nicolás Mario Tambascia, durante el programa “Esta Mañana”, desde su hogar en la ribera del Quequén, donde reside desde 1995, el Dr. Ariel González, pionero en el desarrollo de la zona, alza su voz en defensa del río y el paisaje local. Un lugar transformado por el esfuerzo y la inversión de los propios vecinos en un paraíso, hoy se ve amenazado por la posible instalación de una maltería que, según sus palabras, “no es solo un problema de los vecinos del paseo, es una fuente de olor, ruido y polvillo”.
González y otros vecinos de la ribera, que desde 2012 ven cómo su barrio ha crecido y florecido, expresan una profunda preocupación por el proyecto. Si bien reconocen la importancia de la inversión y la generación de empleo, enfatizan que “no a cualquier precio, no en detrimento de lo que es natural y lindo”. La principal inquietud se centra en dos aspectos críticos: el impacto visual y paisajístico, y las consecuencias ambientales directas, especialmente por la predominancia de vientos del norte y noroeste.

Vientos, Polvillo y una Visión Desactualizada
El Dr. González explica con datos concretos cómo los vientos, presentes el 60% de los días, arrastrarían el polvillo generado por la maltería a toda la ciudad. “Si vos vas hoy a Quequén y preguntás a los vecinos del barrio Seis Esquinas, por ejemplo… te van a decir que hay días que no pueden colgar la ropa en los tendales, por ejemplo, por el polvillo que genera el trabajo”, asegura. La preocupación se extiende más allá de los habitantes de la ribera: “El ruido y el olor, más el polvillo, va a llegar a toda Necochea, no solamente a nosotros”.
Un punto clave de su argumentación es la desactualización de la normativa que declara la zona de Quequén como industrial, establecida en 1981, durante el proceso militar. “Eso de establecer que es una zona industrial, la zona de Quequén, fue hecho en el año 81, primero en un proceso militar, segundo, con un conocimiento y una visión absolutamente diferente a lo que es hoy respecto a la ecología, al cuidado del medio ambiente, a la contaminación”, sentenció. Esta disposición, que data de hace 44 años, contrasta con el actual valor ambiental y recreativo que los vecinos le han dado a la ribera.
Cuestionamientos a la Inversión y la Participación Ciudadana
Más allá de la contaminación aérea, Ariel González también cuestiona la gestión del agua por parte de la futura maltería. Subraya la contradicción de utilizar un recurso tan valioso del acuífero para luego desecharlo, en lugar de recuperarlo. La falta de una red cloacal adecuada en la zona, que obligaría a la empresa a un “dibujo” utópico para la disposición de líquidos, es otro punto de fuerte crítica.
En cuanto al rol de las autoridades, el Dr. González manifiesta que, si bien la consultora que realizó el estudio es seria, “sobre la cuestión medioambiental, no se dice toda la verdad dentro de lo que es el proyecto”. Señala que no han visto pasar aún por el Concejo Deliberante las aprobaciones necesarias, lo que los lleva a alertar a la población sobre la instancia de participación ciudadana.
“Todo habitante de Necochea tiene que meterse a la participación comunitaria”, enfatiza, invitando a buscar la página “No a la Maltera en el Río” en redes sociales para sumarse a la oposición. Con preocupación, denuncia que más de mil oposiciones ya fueron presentadas, pero solo unas 300 aparecen registradas, generando dudas sobre la transparencia del proceso.
La movilización no busca un “no por el no” fundamentalista, aclara González. “No queremos ser el no… Necesitamos industrias, necesitamos fuentes de trabajo”, pero a la vez, exige “respuestas” y “seguridades” antes de que el proyecto avance. La comunidad se mantiene atenta a la reunión programada en la Secretaría de Gobierno para este martes a las 10 de la mañana.
Un Río que Otros Países Envidiarían
El Dr. Ariel González concluye con una reflexión sobre el valor incalculable del río Quequén, un recurso natural que, según él, otras ciudades envidiarían. “Cualquiera que tuviera un río estaría con el grito en el cielo luchando contra lo que nosotros estamos luchando”, afirma, lamentando que la municipalidad no esté apoyando activamente la protección del entorno.
La lucha de los vecinos de la ribera del Quequén no es solo por su paisaje, sino por el futuro de Necochea y Quequén, en la creencia de que cada ciudadano tiene la responsabilidad de participar para asegurar que la inversión y el desarrollo no comprometan el invaluable patrimonio natural y la calidad de vida de la comunidad.