Las intensas lluvias que azotaron en los últimos días el centro y este bonaerense agravaron la situación hídrica en amplias zonas rurales, donde productores agropecuarios advierten por el fuerte impacto económico que podría extenderse durante los próximos meses.

Según las primeras estimaciones, más de cinco millones de hectáreas se encuentran afectadas por el exceso de agua, entre terrenos directamente inundados y otros donde la falta de piso o el mal estado de los caminos impide el ingreso de maquinaria y personal.
La localidad de Urdampilleta, en el partido de San Carlos de Bolívar, fue una de las más golpeadas por el temporal de este martes. El fenómeno comenzó pasadas las 23 y dejó calles anegadas, árboles y cables caídos, y cortes en el suministro eléctrico en gran parte de la ciudad.
Sin embargo, el panorama se repite en distintos puntos de la provincia. Municipios históricamente productivos como 9 de Julio, Lincoln, Carlos Casares, Bolívar y 25 de Mayo enfrentan serias complicaciones para continuar con la actividad agropecuaria.
“Hoy estamos hablando de más de cinco millones de hectáreas afectadas, y quizá sea una estimación conservadora”, señaló Pablo Ginestet, dirigente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP). “No solo hay campos bajo agua; hay caminos intransitables y zonas donde no se puede entrar con maquinaria”, agregó.
Desde CARBAP recordaron que ya en septiembre se había advertido sobre la acumulación de agua en más de tres millones de hectáreas, y apuntaron a la falta de mantenimiento en las obras de la cuenca del río Salado, sumada a las precipitaciones excesivas de las últimas semanas.
“Se combinan dos factores: la falta de mantenimiento en las obras hidráulicas y lluvias muy intensas en toda la cuenca del Salado. Lo que comenzó como un problema localizado terminó extendiéndose hacia el norte y el sur de la provincia”, explicó Ginestet.
Los productores, en tanto, mantienen la expectativa de que las condiciones meteorológicas mejoren en las próximas semanas y el nivel de las lluvias comience a descender, permitiendo retomar parte de la actividad en una región clave para la producción agrícola y ganadera del país.












