Juan Erreguerena “después de las lluvias de febrero hubo un cambio muy favorable tanto para los cultivos como potenciar los forrajes mas adelante, y preparar el invierno. El efecto ha sido muy positivo”.
“La sequía le hizo mucho daño al sector, afectando el trigo y la cebada, mermando el cultivo considerablemente. Hay cultivos de girasol y maiz que también se vieron afectados, aunque en menor medida. La soja se vio favorecido por alguna lluvia de octubre, pero estas de febrero le vinieron genial”.
“Analizando la ganadería, la sequía primaveral implicó que en el momento de mayor producción de campo, con el pasto, se redujo en un 70 por ciento, provocando un impacto extraordinario. Recién con estas lluvias de esta semana, se está recomponiendo de a poco la ganadería en la región”