El domador Jonathan Rusito Hernández, oriundo de Necochea, vivió uno de los momentos más importantes de su trayectoria al ganar la competencia final de la Fiesta del Talar, una de las celebraciones más destacadas del calendario nacional de doma. En diálogo con “Esta mañana” (NecRadio 98.3), compartió su emoción por el triunfo, los años de esfuerzo detrás del logro y la historia del caballo que lo llevó a la gloria.
“Muy contento, en un año se me tenía que dar. Vengo echando casi todos los años potros, tratando de mejorar y de ir cambiando cosas para estar cada vez más cerca. Ganar en El Talar es lo más grande que hay, por la cantidad de caballos y por lo que significa la fiesta.”
El domador, que combina su pasión con su trabajo diario, destacó que este resultado es fruto de la constancia y del trabajo paciente con su caballo, un potrillo criado en su propio barrio, detrás de La Rural. “Es un caballo que se crió acá. Lo fui domando despacito porque recién cumplió tres años. Es muy dócil e inteligente, y eso es clave para competir. No hay que andar renegando: la confianza del caballo lo es todo.”
Hernández explicó que llegó a la competencia con unos tres meses de preparación intensiva, después de anotarse en julio. “Por lo general los trabajo desde abajo. No soy jinete; me gusta que el caballo confíe. No los trabajo más de una hora por día, porque si no se los satura. La paciencia es fundamental.”
El triunfo en la Fiesta del Talar tuvo un sabor especial por el nivel de los competidores. “Corrés con gente que tiene muchas finales, como Pacho Burgueño o Andrés Vera, que son jinetes profesionales. Yo esto lo hago como hobby, porque me gusta desde chico. Por eso ganarles a ellos tiene un valor enorme.”
Sobre la carrera decisiva, recordó con emoción cada detalle: “La última la gané corriendo. Veníamos muy parejos. En la punta del tambor el caballo se me abre y me sacan casi un cuerpo. Pero lo hice correr, lo emparejé y terminamos ganando. Cuando vi que cruzábamos primeros, no lo podía creer. Fue una mezcla de alegría, ganas de llorar y orgullo.”
“Rusito” contó también que antes había quedado muy cerca en otras definiciones. “En Laprida éramos 705 caballos y llegué hasta la semifinal. Me lesioné antes de correr y perdí ahí nomás. Pero sabía que estaba para más. Esta vez se me dio.”
En su recorrido hacia la Fiesta del Talar, participó de varias clasificatorias hasta conseguir su lugar en la final. “Fui a cuatro. A veces te toca quedar afuera o no podés correr porque ya estás clasificado. Pero este caballo fue de menor a mayor. En la segunda fiesta de Quequén me di cuenta de que tenía un animal muy parejo, muy seguro para los tambores.”
El necochense subrayó la importancia de la regularidad y la serenidad del animal. “Encontrar un caballo parejo es difícil. Este tenía todas las pasadas parecidas. Si hay error, es del jinete. El caballo era muy seguro. En la doma, la confianza vale más que la fuerza.”
Ya pensando en lo que viene, adelantó que planea seguir compitiendo. “Ahora vamos a descansar unos días, pero el miércoles ya viene el Mirón, y después se vienen las carreras en Benito Juárez. Hay que aprovechar la racha.”
Finalmente, agradeció el apoyo de su entorno y de quienes lo acompañan desde siempre. “Agradezco a mi tío Horacio, que siempre está. Es el que cuida, el que levanta temprano. Sin la familia y sin los que te dan una mano, esto no se puede.”
Con humildad, Rusito Hernández celebró un logro que lo coloca entre los nombres destacados de la doma regional: un vecino de Necochea que, con trabajo, paciencia y amor por los caballos, logró ganar en la Fiesta del Talar, el sueño de todo domador.











