En el corazón del barrio, donde las paredes de la parroquia Santa Teresita llevan 50 años siendo testigos de historias y comunidad, Gonzalo Domench, el cura de la mencionada parroquia, habla con la calidez de quien ha vivido y caminado junto a su gente. A sus 37 años, Gonzalo reflexiona sobre la evolución del sacerdocio y su propia identidad: “La vida te va cambiando, pero sí hay una esencia que no se pierde y que por lo menos yo intento no perderla”.
Muy lejos de la imagen tradicional de un cura aislado en la iglesia, Gonzalo comparte cómo la vida pastoral se entrelaza con la amistad y el barrio. “Tenemos un grupito que somos cuatro curas compañeros de seminario, nos vamos de vacaciones juntos, nos quedamos en casa de ellos, en mi casa”, comenta mientras destaca la importancia de la fraternidad en su vocación.
En cada misa, en cada encuentro, Gonzalo resalta la vitalidad de la comunidad que hace la iglesia. “Esa gente hace la iglesia. La iglesia somos todos”. Y no duda en reconocer el esfuerzo dedicado de quienes acompañan desde las cocinas y comedores parroquiales, esas colaboradoras que “lo dan todo” y hacen posible la vida diaria de la parroquia.

El compromiso social es parte esencial del trabajo pastoral actual. “Los curitas de este tiempo han salido más a caminar, a meterse más en las cocinas, a andar más. Eso es evangelizar”, dice con convicción. En un barrio que es su casa, donde los chicos reclaman el espacio para seguir jugando hasta tarde, Gonzalo asume su rol con humildad y cercanía: “Es la casa del barrio, la casa de todos”.
El próximo 21 de septiembre, la parroquia cumple medio siglo y Gonzalo invita a la comunidad a celebrar y también a reflexionar: “Pensarnos como parroquia, la historia, hacia dónde caminamos, qué iglesia soñamos”.
Entre anécdotas, recuerdos y las voces del barrio, Gonzalo Domench se muestra como el cura cercano, amigo y hombre de fe, firme en sus raíces pero abierto a los tiempos de hoy. “Perder nunca lo que sos, por lo menos a mí es lo que me dicen siempre, padre, no cambies nunca”, repite con una sonrisa que contagia confianza y esperanza.