Juan Ignacio Fagoaga, un joven necochense con alma de diseñador gráfico y corazón de cocinero, ha vuelto a encender los fuegos de la gastronomía local con su proyecto Tani, ubicado en la pintoresca ribera del Río Quequén. Con una trayectoria que ya suma una década en el rubro, Fagoaga conversó con Federico Cañadas, sobre su pasión por el buen comer, la naturaleza y el desafío de crear un espacio “para todo público” en un lugar con historia, desde los estudios de NEC Radio, 98.3 del multimedios NQ.
De la Curiosidad a la Pasión: Un Camino de Sabores
La incursión de Juan Ignacio en la gastronomía no fue lineal. “Empecé con la gastronomía hace unos 10 años, de curioso y valiente,” confiesa, recordando los inicios de su primer restaurante, también llamado Tani, en Quequén. El nombre, un homenaje a su madre, fue una elección conjunta con su hermano y se mantuvo a lo largo de los años. Tras esa primera etapa y un paso por Montepasubio, Fagoaga se dedicó por tres años a su profesión original, el diseño gráfico, un trabajo que describe como “muy solitario”. Sin embargo, la oportunidad de retomar la cocina en el antiguo espacio de Catena lo trajo de vuelta a su verdadera vocación.

Tani: Una Nueva Impronta para un Espacio Emblemático
El desafío de Tani fue transformar un lugar con un estilo definido –Catena, más alineado al folclore– en una propuesta más abierta. “Mi idea un poco es abrirlo más a que pueda venir cualquiera, que sea como más para todo público,” explica. La clave de esta nueva impronta es la combinación de una gastronomía de calidad con espectáculos en vivo. “La comida es excelente, usamos materia prima de primera, siempre vamos cambiando, innovando con los platos,” asegura.
El espacio, reconocido por su acústica y escenario, se ha convertido en un polo cultural, albergando desde bandas locales hasta shows de stand up. Fagoaga es consciente del “prejuicio” que a veces genera la belleza del lugar, haciendo que la gente piense que es inaccesible. Pero la realidad es otra: “Nos pasa que viene gente que capaz que no vendría y de repente nos dice che, pará recontra puedo venir, es para mi bolsillo también.” La carta ofrece un abanico de opciones, desde milanesas y hamburguesas hasta tablas de mar y platos para celíacos, asegurando algo para cada paladar y bolsillo.
La Ribera del Quequén: Un Tesoro por Descubrir
A pesar de cumplir un año el próximo 7 de septiembre, Tani aún enfrenta el desafío de romper la percepción de que su ubicación es “lejana” para los necochenses. Fagoaga subraya la cercanía del lugar, a solo 200 metros del Club del Valle, y el impecable estado de la calle ribereña, gracias al trabajo de los vecinos. “Cuesta todavía que sepan que está, porque es un lugar que para el necochense está lejos, en realidad no está lejos, es muy cerca,” enfatiza.
La belleza de la ribera, especialmente en primavera y verano, es un atractivo innegable que Tani busca potenciar, invitando a los necochenses a explorar este rincón poco aprovechado de la ciudad.
La Filosofía de Cocinar para Todos
La propuesta gastronómica de Tani se adapta a las estaciones y a los gustos de los comensales. Si bien en verano las tablas de mar y las rabas “vuelan”, en invierno la demanda se inclina hacia platos más calóricos, como la parrillada para dos o la emblemática “entraña Tani” con queso fundido y panceta crocante. Esta semana, por ejemplo, el frío invita a disfrutar de un reconfortante guiso de lentejas.
El cocinero reflexiona sobre la complejidad de su oficio: “Es difícil darle de comer a la gente algo que les guste y cocinar algo que le guste a la gran mayoría.” Por eso, en Tani buscan ofrecer “cosas que vos no harías en tu casa”, con la premisa de que cada plato sea abundante y satisfaga al comensal.
El Espíritu Inquieto del Emprendedor
Fagoaga reconoce que el camino del emprendedor es particular. “La verdad que me encanta, el emprendedor es como un poco loco porque te tiene que gustar como esta inestabilidad, esta vorágine,” expresa. Este dinamismo contrasta con la soledad de su trabajo como diseñador, ya que en Tani está en constante interacción con su equipo y, sobre todo, con los clientes. “Siempre estás recibiendo a alguien, alguien te viene a decir algo, te comenta algo de la comida, que comió bien, que le gustó, que quiere hacer su cumpleaños,” relata.
Tani abre sus puertas los miércoles y jueves por la noche, viernes y sábados mediodía y noche, y domingos al mediodía. Un lugar que invita a disfrutar de buena comida, shows en vivo y la belleza de la ribera del Río Quequén.