Un proyecto de la Unión Europea ubica a Argentina como el país con mayor presencia de glifosato en seres humanos
El proyecto SPRINT fue lanzado en 2020 por la Unión Europea con el objetivo de evaluar el impacto de las sustancias utilizadas para la protección de las plantas sobre la salud humana. Se aguarda que la iniciativa se extienda hasta 2025.
En nuestro país adhirieron 73 voluntarios, distribuidos entre Necochea, Lobería, Gonzales Chaves, Balcarce, Benito Juárez, Coronel Dorrego, General Alvarado, General Pueyrredon, Tres Arroyos, San Cayetano y Tandil.
Claudio De Francesco, vecino de Villa Laguna Brava, fue uno de los argentinos que formó parte de esta iniciativa. Hace algunos días pasó por “Sentidos” , el progrma que conduce Julieta Burgueño y contó detalles de esta experiencia.
“En mi caso soy biólogo, pero mi elección no tuvo nada que ver con mi profesión ni mi título. Fui un voluntario más. Comencé con la extracción de muestras en 2021, en plena pandemia. Y recientemente comenzamos a ver los primeros resultados”, explicó.
Y agregó: “Todo el mundo tiene valores en el organismo, más allá de no estar relacionados al agro. Eso fue lo que más me llamó la atención. Los estudios incluyen análisis de sangre, orina, materia fecal y aire, para la cual se utiliza una pulsera que capta partículas”.
En el relevamiento realizado a los 73 voluntarios se estableció que en el aire hay entre siete y 53 plaguicidas; en sangre se hallaron valores altísimos de dos a 10 plaguicidas, tres de los cuales están prohibidos en Europa; en orina se hallaron entre seis y 13, mientras que en materia fecal hasta 18 plaguicidas.
“Algunos componentes son neurotóxicos y cancerígenos, que combinados pueden ser mucho más peligrosos, que es eso lo que se está investigando en SPRINT”, sostuvo. Y continuó: “Otra variable a considerar fue el polvillo en las casas, que no es el mismo polvo que el de hace 30 años. Había que barrer todos los días y acumular todo ese polvo en una bolsa. Alarmantemente se hallaron entre 43 y 86 plaguicidas, independientemente de si la persona vivía o no en el campo”.
Por último, De Francesco aseguró: “El proyecto también consideró al ganado y se aplicó el mismo análisis en las vacas que en las personas. Todos los sujetos de estudio tenían esta sustancia en sus heces, lo que demuestra que llegó al intestino reduciendo la capacidad de este órgano y derivando en muchos problemas a futuro”.