Este año nuevamente tendremos corsos. Me preguntaron ¿Cómo son los corsos de pueblo?
Son diferentes, tienen otro aditivo que no tienen los de las grandes ciudades. Quizás carecen del brillo y de la estridencia de los grandes desfiles de comparsas, seguro.

Pero tenemos algo que únicamente lo puede entender el que habita en el pueblo o el que nos visita.
En las cuadras que se organiza y especialmente alrededor del escenario se forma una gran vecindad. Es un encuentro y un reencuentro con todos los vecinos del lugar. A eso se le suman aquellos nativos que se fueron y aprovechan estos días para volver, divertirse un poco y abrazarse a su terruño como a su gente. Se ven charlas más que amistosas, abrazos interminables, risotadas por doquier, recuerdos que flotan alrededor y a veces algunas lágrimas.
Los corsos de mi pueblo ya en el nombre que le quedó instalado, tienen el sello de PUEBLO: Los Corsos de Picha.
No tenemos corsódromo, no tenemos gradas, pero tenemos las calles anchas, cómodas y llevamos las reposeras para sentirnos a gusto.
Los disfrazados y las comparsas que nos visitan desfilan desplegando su gracia y picardía propias de pueblo.
No tenemos grandes gastronomías, pero tenemos unos choripanes y sanguches de carne con chimichurri exquisitos.
Las mascaritas disfrutan mucho más que siendo público, al jugar con todos, conociendo ellos a la muchedumbre y despertando la incógnita de ¿Quién será?
No sé si serán mejores, sé que son distintos y hay que vivirlos y disfrutarlos en familia para entenderlo.
Los corsos de mi pueblo, “Los Corsos de Picha” ya están en marcha para el 10, 11 y 12 de febrero, en plena organización y están todos invitados.