La mañana radial se transformó en un viaje de nostalgia con la presencia de Luis Eduardo “Paco” Sánchez, aquel delantero surgido en Estación Quequén que dejó una huella profunda en el fútbol local y nacional con sus pasos por Villa Mitre de Bahía Blanca y Belgrano de Córdoba. Con la calidez que lo caracteriza, Paco repasó sus raíces y recordó que a los 14 años ya sentía cumplido su sueño: “Iba al Industrial y jugaba en primera división. Con eso ya estaba hecho”.
Su llegada a Villa Mitre en 1991 marcó un quiebre para el club y para la ciudad. “Era un equipo sin grandes logros, pero en poco tiempo ganamos cuatro ligas seguidas y ascendimos al Nacional B. Eso cambió todo”, explicó. La identificación con la gente fue inmediata: “Enseguida me hicieron sentir parte de la familia, como si hubiera vivido ahí toda la vida”.

También recordó su paso por Belgrano, donde vivió un debut soñado: “A los cinco días de llegar me tocó jugar contra Talleres e hice dos goles. Me dicen que fue la última vez que Belgrano le ganó a Talleres en su cancha. Son cosas que no se olvidan más”.
En medio de tantas historias deportivas, Sánchez se emocionó al hablar de su padre: “Mi viejo fue lo más grande que tuve. Amaba verme jugar, aunque sufría mucho en la tribuna. Le agradezco a la vida haberlo tenido. Lo extraño todos los días”.
Hoy, radicado en Bahía Blanca desde hace más de tres décadas, Paco combina su trabajo en PAMI con la solidaridad. “Armamos un grupo en plena pandemia para ayudar a los que menos tenían y nunca lo dejamos. Me llena de orgullo devolver un poco de lo mucho que recibí”.
El cierre lo encontró reflexionando con humildad sobre todo lo que le dio el fútbol: “Me regaló amigos, recuerdos y la posibilidad de cumplir mis sueños de chico. Me dio demasiado. Si pudiera pedir algo más, sería jugar un partido más con la camiseta, al lado de los que ya no están”.