Bartolomé Zubillaga, titular de la agencia marítima Trimar y una figura clave en el ámbito portuario local, se adentra en un tema que, a su parecer, define el futuro de Necochea: la relación de la ciudad con su puerto. En una entrevista con Federico Cañadas, durante el programa “Esta Mañana” y desde los estudios de NEC Radio, 98.3 del multimedios NQ, la conversación comienza con la dolorosa realidad de la Ruta 88, escenario recurrente de accidentes. Zubillaga sentencia: “La corrupción mata, porque, sinceramente, una ruta que tiene tanto tránsito y que une no solamente la producción, si vos te ponés a pensar, une la producción, la salud, la educación y une varios partidos, no puede estar así”. Rememora un episodio que lo marcó: en 2008, como presidente de la Federación de Cámaras Empresarias de Necochea, fue a ver al Ministro de Obras Públicas para pedir mejoras en la ruta 88. La respuesta del funcionario lo dejó atónito: “La pregunta del ministro fue cuántas muertes había. Pareciera ser que estábamos en un ranking, de acuerdo a tantas muertes, aparentemente se transformaba en prioritario o no prioritario, muy penoso.”
El ADN de un quequenense: entre camiones y el mar
Bartolomé, nacido y criado en Necochea, hijo de camionero e inmigrante italiana, tiene el ADN del puerto en sus venas. Su historia personal se entrelaza con la de Quequén. “Empecé hace 35 años en este ambiente”, cuenta sobre sus inicios en el sector marítimo, que lo llevó a fundar Trimar hace 25 años. La agencia, más allá de la representación legal de los buques, brinda un servicio integral que va desde la recepción de la mercadería hasta el despacho de aduana y el control de calidad.
Trimar fue pionera en abrir la primera empresa de servicios portuarios en Quequén. “Nosotros además de agencia marítima, en realidad lo que somos es representantes de exportadores, de productores y demás que cargan en buques”, explica, detallando la complejidad de la logística portuaria.

Quequén, el motor oculto de Necochea
Zubillaga se lamenta de la desconexión entre la ciudad y su puerto. “La ciudad de Necochea vive de espaldas al puerto de Quequén. No sucede así con ningún otro lugar.” Pone como ejemplo Bahía Blanca, donde la comunidad entiende la vital importancia de su puerto. “Bahía Blanca no se entiende sin su puerto. Y lo mismo sucede con Rosario, lo mismo que a mí me ha tocado trabajar en puertos como San Lorenzo, que son los puertos de Rosario, los puertos más grandes del país. Y es así, es decir, la comunidad entiende la importancia que tiene el puerto para con ellos. Acá en Necochea, no.” Sin embargo, celebra la iniciativa del Consorcio de Puerto Quequén de llevar programas a las escuelas para acercar el puerto a los chicos. Subraya que el puerto es el mayor empleador de Necochea, “lejos”, y que pensar en la ciudad sin él “es la desolación”.
La estrategia que falta y la deuda pendiente
La falta de planificación estratégica es una constante en la conversación. Zubillaga compara a Necochea con ciudades como Tres Arroyos o Lobería, que, con menos habitantes, han logrado desarrollar parques industriales, universidades o estrategias de turismo integral. “Lobería tiene 18.000 personas y tiene una universidad, San Cayetano tiene una planta de tratamiento de efluentes y son 9.000 personas.”
El transporte pesado en Quequén es otro punto crítico, con calles destrozadas y el caos que genera el tránsito de camiones, la deuda según Zubillaga, no es solo de la dirigencia política, sino de todos: “La deuda la tenemos nosotros. Es decir, nosotros tenemos que exigir. Nosotros como vecinos, como ciudadanos, como productores, como lo que sea, somos los que tenemos que exigir.”
Bartolomé Zubillaga, un hombre que ha dedicado su vida al pulso del puerto de Quequén, lanza un llamado a la acción. Es hora de que Necochea, lejos de vivir de espaldas a su principal motor, asuma el desafío de una planificación que trascienda los mandatos políticos y que, finalmente, reconozca y explote el potencial inmenso que su puerto le ofrece.