Oriundo de Tres Arroyos, más que una corvina negra se encontró con la corvina de oro, ya que pescó un ejemplar prácticamente imbatible, de 2,928 kilogramos en la zona del Caracolero. Y con esta pieza se convirtió en el ganador de la 62° edición de Las 24 Horas de la Corvina Negra.
Pablo Fernández conversó con La Voz del Pueblo tras celebrar su victoria, y con alegría, con su hijo sosteniendo la llave simbólica, transmitía por su mirada lo que significaba firmar su apellido en los libros de la historia de la pesca como ganador de una edición de Las 24. Pablo comentó que sentía algo “indescriptible, me es imposible de explicar, es una sensación como pescador increíble. Sacar una corvina negra en este concurso es lo más”.
Un participante que ama la competición, y lleva gran parte de su vida acudiendo al reconocido “mundial de la pesca”. Pero actualmente, más que la competencia, su objetivo principal es transmitirle su pasión más grande a su pequeño hijo: “Vine como 35 años seguidos, después dejé 4 o 5 años y ahora volví, y vine a disfrutar con mi hijo, empezar a meter al más chiquito en la pesca, que tantas satisfacciones me ha dado a mí y dejarle el camino a él”.
Una sensación única, recuerdos que quedaran grabados en la memoria de Pablo, y con emoción describió lo que transmite la pesca: “Es una pasión que sana, que te da amigos, que te da conocer lugares, que te da satisfacciones tuyas o de amigos que hayan clasificado. Realmente es un placer para mí la pesca, algo que me inculcaron de chico y busco hacer lo mismo con mis hijos”.
Eligió el lugar ideal para buscar tirarle al pichón, y tuvo mucho tino, porque fue a la zona indicada, solo quedaba esperar y tener la fortuna de que esa Corvina Negra elija su carnada: “Cuando uno busca tirarle al pichón el Caracolero es muy lindo, tenés que esperar una marea y eso fue lo que hicimos y tuvimos la suerte de que entre todas las cañas que estaban ahí me picó a mí”.
Ni bien la sacó del agua, ya tenía la certeza de que esa corvina era una pieza para campeonato: “Cuando la vi, sabía que iba a pelear el puesto porque se veía que era grande, trajeron una balanza, la pesamos y nos daba 2,900 kilogramos, sabíamos que era de campeonato, fue la corvina de oro más que la corvina negra”.