Hace pocos días hablábamos de que era un orgullo la habilitación de la cantina inclusiva “El Muelle”, en el Club Rowing, donde trabajan como mozos y otros menesteres jóvenes discapacitados, en su gran mayoría de “Todos al Agua”.
Esta madrugada, producto de la inseguridad que alarma distintos estamentos de nuestra sociedad, vándalos ingresaron por una ventana que da al baño, ingresaron, revolvieron todo, y provocaron un desorden manifiesto en el lugar.
“Dan ganas de no seguir”, expresó un abatido Gustavo Bardin, quien luego dijo que “para ingresar por ese lugar tienen que ser jóvenes agiles y de pequeña estatura. Nos salvó la alarma que sonó al instante, y que hizo que revolvieran poco, pero que en realidad haya sido poco y nada lo que se llevaran”.
Posteriormente destacó que “habíamos tomado recaudos, y las cosas de valor las teníamos bien escondidas. Pero la impotencia que te da llegar al lugar y encontrar todo revuelto, la verdad no tiene explicación. Ahora veremos como seguir… Seguramente el club va a tener que pagarle a un sereno, además de las alarmas y las cámaras. Esto parece no tener fin…”, comentó visiblemente indignado.